Hemos vivido una Semana Santa llena de fe, comunidad y reflexión, en la que nos hemos unido para recordar y experimentar los misterios de la entrega, pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Cada celebración nos ha invitado a profundizar en el amor de Dios y a renovar nuestro compromiso cristiano.
Durante estos días, nos hemos encontrado en diferentes momentos de oración y celebración, fortaleciendo los lazos de nuestra comunidad y reafirmando nuestra fe en la esperanza que nos trae la Resurrección.
El Jueves Santo fue un día especial en el que recibimos con alegría los Santos Óleos. Estos sacramentos nos acompañarán durante todo el año, fortaleciendo nuestra vida espiritual y nuestra misión como comunidad cristiana. Además, recordamos la Última Cena, el momento en que Jesús compartió con sus discípulos el mandamiento del amor y la humildad. Revivimos esa enseñanza en la celebración del lavado de pies, símbolo de servicio y entrega, y en la profunda reflexión sobre el deseo de Cristo de estar siempre presente en la Eucaristía. Fue también una oportunidad para agradecer a Dios por el ministerio sacerdotal y por la presencia de nuestros sacerdotes, que guían y acompañan a nuestra comunidad.
El Viernes Santo, en la mañana, se realizó el acto de la Reconciliación, invitando a todos a renovar sus compromisos con Dios y a experimentar su misericordia. Por la tarde, recordamos la pasión y muerte de Jesús a través de la procesión por las calles de nuestra ciudad, una manifestación de fe y esperanza. La liturgia de la Pasión nos permitió seguir reflexionando sobre el sacrificio de nuestro Señor, su amor infinito y su victoria sobre la muerte.
El Sábado Santo fue un día de silencio y esperanza. En la mañana, en la sala de nuestra capilla, llevamos a cabo un encuentro espiritual dedicado a las figuras de Juan, María Magdalena y la Madre de Jesús. A través de la oración y la meditación, reflexionamos sobre su fidelidad y su cercanía a Cristo en sus momentos más difíciles. Por la noche, vivimos la solemne Vigilia Pascua, una celebración llena de significado en la que se bendice el fuego nuevo, se enciende la luz de la Resurrección y se canta con alegría la victoria de Jesús sobre la muerte. La comunidad se reunió para celebrar la Pascua, símbolo de esperanza y vida nueva, llenando el ambiente de gozo y gratitud.
En definitiva, esta Semana Santa nos ha permitido renovar nuestra fe, fortalecer nuestra comunidad y experimentar de manera más profunda el amor de Dios. Que la alegría de la Resurrección nos acompañe siempre y nos impulse a vivir con mayor compromiso y amor cristiano en nuestro día a día. de la resurrección.